Durante los cambios de estación, el cutis sufre lo que los expertos llaman metereosesibilidad, es decir, que es en este período cuando más sensible está la dermis y cuando, ante la mínima agresión externa, los efectos se multiplican. Es en estos días cuando debemos aumentar el cuidado específico de la piel de nuestro rostro y mimarla para que no sufra más de la cuenta.
Una buena hidratación
No dormir lo suficiente, el estrés, el tabaco o la polución son factores que afectan negativamente al estado del cutis. Llevar una vida sana y proteger la piel de sustancias nocivas es fundamental para conservarla en un estado saludable. Pero para que recupere la tersura y lozanía antes del verano hay dos palabras mágicas: hidratación y nutrición, sobre todo si usamos productos exfoliantes, ya que ayudan a renovar la dermis. Para procurar nutrientes esenciales a la piel tenemos que usar máscaras, cremas y tónicos que contengan aminoácidos, vitaminas y minerales, que devuelven al tejido cutáneo la vitalidad, lo hidratan y combaten el envejecimiento.
Limpieza en profundidad
Esta temporada también es perfecta para realizar una limpieza de cutis, porque la piel necesita renovarse para el cambio de estación y está más receptiva para ello. Nos la pueden hacer profesionales o bien nosotros, en casa, utilizando vapor de agua y, posteriormente, exfoliando con un remedio casero. En primer lugar, hay que colocar la cara de forma que el vapor de agua penetre en los poros (para esto sólo es necesario hervir agua). Un exfoliante puede realizarse con una cucharilla de aceite de oliva y una de azúcar o con una aspirina disuelta en un yogur.
Tampoco debemos olvidarnos del sol, que es el enemigo natural de la piel. Es una de las mayores fuentes de vitamina D, un compuesto esencial para el cuerpo, pero es necesario tomarlo con precauciones, ya que, con el tiempo, puede reducir la elasticidad de la piel.