La retención de líquidos o los problemas asociados a la circulación sanguínea suelen estar detrás de la mayoría de las molestias e hinchazones en los pies.
Además, el sedentarismo o mantener la misma posición corporal largas horas también puede desencadenar en este malestar. En ocasiones, los pies hinchados acaban acarreando varios problemas de salud, desde un simple hormigueo a calambres. Por lo que si persisten, hay que consultar a un especialista.
Los cambios hormonales que se padecen en la distintas etapas de la vida pueden ser otra de las causas de los pies hinchados. En las mujeres, durante el embarazo, la menopausia o la menstruación, es habitual sufrirlo. Y si se hinchan más en verano es normal: el calor de esos meses también repercute en los pies.
Hacer ejercicio regularmente y mantener un peso saludable es indispensable para reducir el riesgo de que se hinchen los pies. Además, hay que tomar suficiente agua y rebajar la ingesta de sal. Los alimentos ricos en potasio ayudan a reducir la retención de líquidos.
Finalmente, sumergir los pies en agua fría o alzar los pies sobre el corazón puede ser útil.
Hacer ejercicio regularmente y mantener un peso saludable es indispensable para minimizar el riesgo de que se hinchen los pies.